domingo, 3 de marzo de 2019

Artículo - Uso estratégico de los medios de comunicación: una pieza clave para la victoria

Por Maria Badet y Patrícia Cassemiro

Uso estratégico de los medios de comunicación: una pieza clave para la victoria

Desde el resultado de las elecciones presidenciales en Brasil, día 29 de octubre de 2018, nosotros los brasileños residentes en el exterior recibimos muchos abrazos solidarios e incrédulos con la elección de Jair Bolsonaro. Y siempre aparece la pregunta: ¿cómo ha podido pasar eso? ¿Cómo pudo la gente votar en este candidato? Sin duda una de las claves para responder a esta pregunta pasa por la comunicación. Y cuando decimos comunicación, no solo nos estamos refiriendo a la idea tradicional de grandes medios de comunicación, sino también al entendimiento del papel que juegan todos los procesos comunicativos, desde las comunicaciones interpersonales hasta el uso de las nuevas tecnologías.
Por tanto, el análisis no comienza en la campaña presidencial. Al contrario. El análisis comienza años atrás cuando la conocida BBB (Bancada da Bala, Biblia e Boi) se fue fortaleciendo día a día en las diferentes estancias del poder, tanto a nivel municipal, como estadual y federal. Los discursos proferidos por los representantes de estos grupos ganaron mucho espacio mediático en los medios hegemónicos y tenían reductos concretos para perpetuar y fortalecer sus anhelos.
Entre estos reductos podemos destacar el papel de las iglesias, donde los pastores y padres, con discursos de defensa de los valores de la familia y de la tradición, alimentaron y alimentan discursos básicos y apelativos. A partir de estos discursos, presentaron las figuras que podían salvar Brasil de todo mal, de los comunistas y de las personas que huyen de la lógica de familia heteronormativa y tradicional. Fue así que terminologías sin sentido e infundadas, como la tanto usada “ideología de género”, fueron ganando la boca de mucha gente que reprodujo, sin menor conocimiento, la cartilla que les fue mostrada. Fue así que mucha gente de bien fue comprando un discurso radical de derechas. Fue así que muchas fake news tuvieron su espacio garantizado para perpetuarse durante la campaña presidencial, pues muchos ya habían comprado e incorporado aquel discurso y precisaban solo de un empujoncito para pasar la "noticia" hacia adelante.

Imagen de la nube
Otro aspecto relevante para entender como el actual presidente llegó al poder es analizar sus estrategias de campaña. Bolsonaro utilizó estrategias similares de uso de las redes sociales y oposición a los grandes medios de comunicación, de forma similar a como hizo Donald Trump, asociado a estrategias de comunicación frecuentemente utilizadas por regímenes dictatoriales como clave para el resultado. Por cierto, las estrategias fueron muy bien pensadas y aplicadas para el objetivo que tenían, aunque desde el punto de vista de la transparencia, ética y respeto a las leyes electorales varias sospechas estaban en el punto de mira de la justicia, principalmente las acusaciones de recibo de más de 12 millones de reales de empresarios para propagar fake news vía whastapp.
Comunicar es saber a quien dirigimos el mensaje  y la mejor forma de saber pasar nuestro recado. Por lo tanto, Bolsonaro apeló al discurso populista y utilizó el descontento de muchos brasileños como las acusaciones de corrupción del Partido de los Trabajadores (PT) y los problemas de seguridad pública en el país para diseminar discursos antidemocráticos y autoritarios como el Salvador da Patria. Además, construyó la imagen de ser un Mesías (su nombre del medio), o sea, un legítimo Salvador de la Patria y gran pilar de la ética y lucha contra la corrupción. ¡Listo! Con este escenario montado y un gran electorado ya bien trabajado años atrás en las iglesias y otros reductos, bastaba fomentar a los indecisos ya sedientos y ansiosos para ver la alternancia de poder.
Otro punto importante del juego fue la relación del candidato con los grandes medios de comunicación. Desde el principio optó en huir del script y, asesorado por el ex estratega de la Casa Blanca Steven Bannon, que trabajó con Donald Trump, optó por una relación hostil con grandes vehículos de comunicación. Ya en su primera entrevista de campaña en el Jornal Nacional (telediario de mayor audiencia de Brasil) hizo amenazas a uno de los periódicos de mayor credibilidad del país (Folha de São Paulo). Y fue así durante toda la campaña. Ataques y amenazas a periodistas y medios de comunicación, siendo sus perfiles en las redes sociales sus principales medios de comunicación con sus electores. Optó por no conceder entrevistas a grandes medios de comunicación y por no comparecer en debates. Una estrategia inteligente, pues la figura mítica construida podría ser fácilmente deconstruida en un debate más profundo, incluso porque en las pocas entrevistas que dio, quedó claro que no tenía conocimientos profundos sobre muchos puntos claves para la política nacional.
Después de ser elegido, la relación con los grandes medios de comunicación sigue en la misma línea, siendo su primera rueda de prensa como presidente electo con periodistas escogidos a dedo. La ceremonia de toma de posesión presidencial marcada por una estructura y trato de los medios distante y limitado, que fue objeto de crítica de corresponsales nacionales e internacionales.

Discurso en que Bolsonaro promete cortar el presupuesto publicitario de su gobierno.
Foto: NELSON ALMEIDA/AFP
Bolsonaro presentó a Brasil una nueva forma de hacer campaña política pensada para nuevos tiempos, pero que devolvió el país hacia tiempos antiguos. Tiempos en que los derechos humanos y la libertad de expresión vuelven a estar en juego.

Leerlo en el boletin nº1 del 2019

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Por Patrícia Rocha Domingues

(Des)gobierno de la intolerancia: vidas LGBT en riesgo

“Bolsonaro ganará para extinguir a los maricas, esa gente sucia tiene que morir”. Fue lo que escuchó la transexual Julyanna Barbosa el día anterior a las elecciones, después de ser pateada y golpeada con palos en Rio de Janeiro.
Dos días después, lo que sería una simple conversación de taxi resultó en amenaza de muerte por parte del conductor. Al ser preguntado sobre su visión política, Elói contestó que, por ser LGBT, tenía miedo por el nuevo gobierno; a lo que le siguió un sermón bíblico, una agresión y una amenaza de empujarlo afuera del vehículo en velocidad.
La noche siguiente, una pareja de lesbianas denunció a la policía la recepción de una carta con amenazas y un suástica. El remitente se identificó como integrante del Movimiento Homofobia Ya y el texto afirmaba que el barrio “no acepta actitudes inmorales” y que si la pareja no se marcha el movimiento “tomará justa acción”.
Un estudio de la Agencia Pública, en conjunto con Open Knowledge Brasil, demuestra que hubo por lo menos 70 ataques de apoyadores de Bolsonaro entre los primeros diez días de las elecciones; en el cual las víctimas eran mayoritariamente LGBTs, negras y mujeres. Entre esas agresiones, algunas resultaron en muerte, como el caso de Cacá, un peluquero de 57 años, que fue muerto a golpes en su propia casa en Curitiba después de encontrarse con un hombre que conoció por aplicativo. El mismo, con el celular de la víctima, pasó a enviar mensajes por WhatsApp de “viva Bolsonaro” a los amigos de Cacá.
Es de conocimiento general que la sociedad brasileña siempre ha sido homofóbica. Datos del Grupo Gay da Bahia (GGB) apuntan que a cada 19 horas una persona LGBT es muerta en Brasil, configurando el país que más mata LGBTs del mundo. Solo en 2018, alrededor de 420 muertes relacionadas con la LGBTfobia fueron confirmadas. Entre ellas, pocas se refieren a lesbianas, una vez que, según investigadoras de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, aún hay mucha invisibilidad con la existencia lesbiana y por ende no se notifican los crímenes relacionados a esa categoría.

Foto en Universidad brasileña
El grupo lanzó a principios de 2018 el dossier “Lesbocidio”, término acuñado para designar el homicidio de mujeres por el hecho de ser lesbiana. Por medio de las redes sociales, de websites, de periódicos electrónicos y otros medios de comunicación, fueron colectados datos situacionales de 110 homicidios y suicidios ocasionados en la primera mitad de 2018.

¿Qué cambia con Jair Bolsonaro en la presidencia?

Conocido por no temerle a lo designado “políticamente correcto” y exponer públicamente y de forma explícita perjuicios que gran parte de las personas esconden; el presidente logra conversar con sus electores y sus propias intolerancias de la manera más verdadera y vulgar posible. Con ello, moviliza un resentimiento de gran parte de la población debido a la conquista de derechos de las minorías políticas históricamente vulneradas, en el cual estos son entendidos como “privilegios”.
Desde su primer mandato como diputado en 1991, Bolsonaro viene afirmando frases y actitudes homófobas, como “me da asco, estos gais y lesbianas quieren que tomemos como ejemplo su promiscuidad”, “si veo dos homosexuales besándose en público les pego”, y “sería incapaz de amar un hijo homosexual, prefiero que el muera en un accidente”. De igual manera, contrario al matrimonio homosexual, el presidente critica su legalidad y se refiere a ello como una decisión para colapsar la unidad y los valores familiares tradicionales.
El peligro está arraigado. Bolsonaro, quien era un diputado burlesco e insignificante hace pocos años, ahora es enunciado con orgullo en las mesas de bar, en los domingos de familia, en el trabajo y en las calles; produciendo miedo y preocupación entre los electores de oposición. En ese sentido, el discurso de odio del presidente promueve la violencia y legitima los actos ya cometidos por parte de un grupo más radical. Así, lo que en otro momento sería considerado inadecuado o inmoral se transforma en socialmente aceptable, una vez que, en discurso, reverbera por parte de la figura más importante de la nación.
Pero no es solo la violencia física que ha sido consecuencia de la ascensión de Bolsonaro. Las agresiones verbales, que varían de insultos a palabras despectivas a amenazas de muerte, dispararon con el clima electorero. La Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo registró 141 amenazas solo a los periodistas que trabajaban en las elecciones. Para el colectivo LGBT no se recogieron datos, pero cualquiera que desplazase el cursor por la timeline de Facebook se encontraba con innúmeros relatos de agresiones y con centenas de posts despreciativos hacia los LGBTs.
Aparte de escenario para las agresiones virtuales, las redes sociales como el WhatsApp y el Facebook fueron clave para la disputa presidencial. Como las mismas tienden a contribuir para la formación de burbujas, se refuerzan las posiciones políticas y se multiplican las voces antes irrelevantes. Es el ambiente propicio para la externalización de las emociones e ideas más extremas, las cuales se convierten en discursos agresivos hacia lo diferente. Al no funcionar bajo las reglas de la vida real ni tampoco tener oposición, la barbarie se ve instalada.

Protesta “Besazo” contra Bolsonaro commons.wikimedia Brasil
Asimismo, las redes sociales fueron esenciales para la circulación masiva de las llamadas fake news, noticias falsas contra los opositores utilizadas para impulsar campañas electorales. Una de las mayores fake news, responsable por hacer con que gran parte de las personas neutras votasen en Bolsonaro, fue el denominado “kit gay”. Este fue acusado de ser un kit de lectura sexualmente explícito distribuido para niños de 6 años de los colegios públicos, en el cual la idea sería la de “sexualizar a los niños” y “enseñarlos sobre la homosexualidad y la ideología de género”.
En realidad, se trata de un proyecto llamado Escuela sin Homofobia, en el cual el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a presidencia y exalcalde de São Paulo, Fernando Haddad, presentó en 2001, pero que jamás llegó a ser implantado por presiones de la iglesia evangélica. El objetivo era educar a los profesores para lidiaren con sus alumnos adolescentes sobre diversidad sexual, derechos LGBT y lucha contra la homofobia. Aparte de ello, Haddad fue acusado de querer distribuir teteras en formato de pene a niños preescolares, algo completamente absurdo e inverosímil.
Además, cabe resaltar la violencia institucional del nuevo gobierno, impulsada en gran medida por el cristianismo; una vez que el propio presidente es católico radical e interactúa de forma conjunta con los políticos evangélicos. Fruto de esa conjunción fue el compromiso firmado con representantes de la iglesia evangélica para promover el “verdadero sentido del matrimonio, la unión entre hombres y mujeres”. El documento defiende que la familia sea “constituida de acuerdo con las enseñanzas de la iglesia y el derecho de educar a sus hijos”. En esta lógica nace el cambio del Ministerio de los Derechos Humanos al Ministerio de la Familia, Ciudadanía y Derechos Humanos, comandado por la pastora evangélica Damares Alves.
Adverso a los derechos humanos, Bolsonaro no concibe la pauta LGBT en el nuevo ministerio. En la medida provisional n° 870/19, firmada el día siguiente a su toma de posesión, es citada la promoción de los derechos de la mujer, de la familia, de la juventud, de la persona mayor, de las minorías étnicas y de la persona con deficiencia, pero no posee ninguna citación con relación al colectivo LGBT. En la práctica, ello configura una exclusión del colectivo en lo que concierne a políticas públicas y derechos institucionales, en contrapartida a lo que era promovido como derecho humano y encabezado como pauta de secretaria desde 2001 con los gobiernos del PT.

Pantallazo de Instagram
Sin embargo, este lamentable contexto no es una realidad especifica de Brasil. La ascensión de la ultraderecha es evidente en América y Europa, desde Paraguay a Polonia, de Trump a Le Pen, del neonazismo sueco a VOX. Hace pocos días el primer centro LGTBI de Cataluña amanecía con la puerta destrozada y escritos de “Estáis muertos”, “Fuck LGBT” y una cruz celta, símbolo nazi.
El momento político es global. Así como la LGBTfobia, pese a sus evidentes matices a depender de la cultura y región. De modo que es necesaria la internacionalización de las acciones y solidaridad entre países, para que finalmente podamos entender que todo está conectado y que, en intensidades y de formas distintas, el mundo camina en estructuras similares. No hay momento para el desánimo ni el miedo, el tiempo ya ha demostrado que la historia es cíclica, que no hay derecho asegurado y ni tormenta que no acabe.

Leerlo en el boletin nº1 del 2019


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